Crónicas inevitables

Thursday, June 22, 2006

Por el club y sin boleto



De poco han servido los rivales ante tantro calor; 5-0 termina la serie con los venezolanos, ante sonrisas, cortas faldas, anuncios comerciales... sed
Pedro Díaz G.

El tenis Copa Davis es la conjunción de anhelos triunfalistas y vestidos cortos, multicolores, que ayudan a soportar dignamente el calor, para las doce abrasador. Desde muy temprano la avenida Toluca se convierte en una ruta dominical hacia el court en el que México deberá demostrar la superioridad en el área. Lo hará. ("Mamá, yo pensé que nadie iba a venir, pues ayer todo se acabó", se sorprende una pequeña.

Venezuela no ha sido rival. No esta vez.

Dos sets han cedido los nuestros, que hoy disfrutan de un juego sin presión, con algunos gritos aislados en la tribuna, y los stands comerciales en fila india, dispuestos a recibir los últimos billetes de la semana. Business are business.

--¿Quieren una Pepsi? Les regalo además un pepcilindro... --la pregunta surge de los labios de bella edecán metida en serios problemas de promoción. Le escucha media docena de personas, entre ellos el presidente de la federación, Francisco Maciel, que solicita, confiado: --Pero, ¿tendrás de botella de plástico?

Rápido es el desencanto de la decorosa proposición; generalizada la queja de los sedientos. --...Si me compran uno de lata, de esa máquina; sólo cuestan cinco pesos... Luego, el regalo.

Continúa entonces la entrevista de Maciel con Salvador Montes a un lado del estadio --lleno a tres cuartos de su capacidad--; y todos seguirán sedientos.

Víctimas somos de la comercialización del deporte blanco y marcas que le acompañan.

Pruebe, suba a un auto de lujo. Para ello también es la Copa Davis y en el local que ocupa la Bavarian Motors Works , lejos de los raquetazos y de los gritos de "¡sí-se-pu-do!, que más asemejan una burla a los visitantes, una familia entera trata en vano de apoderarse de un huequito en un Z-3 de dos plazas cuyo rojo encendido compite arduamente con el rojizo vestir de tanta dama.

Qué calor.

Cervezas, a quince pesos. Pásele.

Acceso restringido

El Club Casablanca se yergue en blanquísimas paredes al costado de un centro comercial de cuyo estacionamiento surgen acomodadores que a la vez le pueden ofrecer el mejor de los lugares en tribuna (pásele, también). Veinte, treinta pesos por cuidar su auto. Y ahí, de acuerdo con el color del traje casual, y el tamaño de su teléfono celular, del sapo es la...

La reventa grita melancólica ante la escasez de compradores. Azucena Moreno es una agente que tiene muy claras sus órdenes y no sabe más que llevarlas a cabo. Si de pronto se encuentra ante el azoro de un reportero que, extraviado y sin acreditación le pide el paso, su respuesta será: no se puede. Por aquí no cruza nadie sin gafete.

--Pero, entienda --la voz como una súplica-- debo cumplir con mi trabajo, usted con el suyo, lo sé; un compañero mío seguramente está arreglando todo allá adentro.

--Pues ni modo. No lo puedo mandar a buscar. Y usted no entra.

--¿Alguien de mayor jerarquía? El nombre de su jefe será la llave mágica. Porque entonces el acceso, restringido se abrirá como mágico sésamo ante el simple cuestionamiento: ¿ha visto por ahí al señor equis? que todos, guardias de seguridad, personal en las taquillas, desconocen pero que sirve al cronista para acceder, sin más reclamos, a cada rincón del Club después de cruzar por una puerta abierta allá atrasito. Sin boleto. Sin acreditación; sólo buscando afanosamente a una persona que autorice, absurda petición, el ingreso a estas --qué bellas, ¡cuánta vigilancia!-- instalaciones.



Sed que arrecia

Disfrutar de una Copa Davis en México es satisfacción garantizada: pocas veces se recurre al ridículo de caer en casa y los triunfos son celebraciones que se toman con vodka tonic, algo de ron o un grand marnier que acompañara manjares exquisitos. Hacia la izquierda, rumbo a la salida, la sección de restaurantes. Más allá la inmaculada formación de autos en venta, ¿el más novedoso de los celulares? ¿inscripción a un club?, ¿otra tarjeta de crédito? ¿Su cuenta gratis de internet?...

Copa Davis en el Sur. Calor. Estrecha vigilancia. Y sed que arrecia; domingo para celebrar. Salud.



Junio, 2000


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